Canon de cámara oscura Seix Barral,
1 de abril 2025
Vidal Escabia, el protagonista de esta historia, ha seleccionado
setenta y un libros en un cuarto oscuro de su casa con la idea
de escribir un canon desplazado, intempestivo e inactual,
disidente de los oficiales. Cada mañana, elige al azar uno de
ellos, y saca a la luz un fragmento con destino al canon, pero lo
que desentraña su lectura influye en su vida y también en su
escritura.
Las sospechas crecen en torno a si el narrador de Canon de cámara oscura es un androide, un Denver-7 infiltrado entre la gente corriente de Barcelona, o si, por el contrario, utiliza el
canon para dar sentido a su vida ante el amor desorbitado que siente por su hija ausente.
Un Vila-Matas extremo que va más allá en su indagación sobre el
sinsentido, el simulacro y la ficción como extrañas formas de
vida, y también en su visión del arte literario como
transmisión, colaboración y modificación de ideas ajenas. Una
búsqueda, en definitiva, de un sentido último de la escritura, al
tiempo que se exploran temas como el doble o la ausencia
infinita que dejan aquellos a los que amamos, «la misma
ausencia que Eurídice le dejó a Orfeo y de la que muchos creen
que nació la escritura».
¿El sentido último de la escritura? Ésta nunca consistió en la inscripción de una
obra personal, sujeta a la reinscripción de la originalidad, sino a “reactivar” una y otra
vez la historia de la literatura, a repetir, con otras formas, lo ya escrito. Porque la
historia de ésta puede verse como una obra colectiva y anónima de la que, al final, solo
quedará lo que se ha escrito en la arena en el nombre de todos. Solo quedará
–deberíamos saberlo– una sucesión de voces que se fueron expresando en sus
respectivas épocas y que, conscientes o no, fueron obsesivamente repitiendo historias,
como si creyeran en la inmortalidad cuando en realidad no hicieron más que ritualizar el
destino ineludible del ser humano.