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QUÉ
JUAN JOSÉ MILLÁS
Todo cuanto leí, qué pasa ahora con ello. Las calles en las que me perdí, los portales en los que me refugié, los cuartos de baño en los que me alivié, las sardinas en lata, los afectos dudosos y los claros, las plazas, las tormentas, la lluvia, las pipas de girasol, el hielo, la miel de las abejas…
Qué pasa con los cuadernos de rayas, con las caligrafías conquistadas, con las almohadas y el minibar de los hoteles, con el daño que infligí o que me infligieron. Qué con las lagartijas y los grillos y con las golondrinas y con los murciélagos, qué con estos diez dedos de mis manos, qué con mis manos, qué con la nuez o bocado de Adán, qué con mi hígado, con mis pulmones, con mis vísceras en general, qué con mi piel y mis pupilas y con el blanco de mis ojos, qué con los fluidos corporales y la respiración. Qué fue de los zapatos viejos y de los calcetines agujereados, qué de las lágrimas que lubricaban la córnea y de las que lloraron la muerte de los padres, qué de los miedos de la infancia, del estupor adolescente y del pánico de la madurez, qué de los tres mil quinientos domingos por la tarde resultantes de multiplicar los de cada año de la vida por los años vividos. Qué fue del humo de tantos cigarrillos, qué del pelo perdido, qué de la euforia y de la depresión y de las responsabilidades impuestas y de las aceptadas. Qué fue de la religión, qué fue de Dios y qué de Lucifer, el arcángel socialdemócrata.
Qué fue de los gusanos de seda y de las mariposas, qué de las fotografías de los abuelos y las tías solteras, qué del triciclo y del caballo de cartón y de las oraciones causales o las adversativas, qué de la ortografía y la sintaxis, qué de las risotadas del alcohol. Qué me pasa esta tarde, qué cosa soy, de dónde. |