ENRIQUE VILA-MATAS LA VIDA DE LOS OTROS 
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V-M, Sofía Molina, Tote King y compañía, Sevilla 2019
V-M, Sofía Molina, Tote King y compañía,
Sevilla 2019.



Pintura de Leticia Feducchi.
Pintura de Leticia Feducchi.



Imitadores de Pynchon en Barcelona
Imitadores de Pynchon en Barcelona.



V-M, Elena Ramírez, Fernando León de Aranoa
V-M, Elena Ramírez, Fernando León de Aranoa.



Tote King en el Giardinetto, Barcelona
Tote King en el Giardinetto, Barcelona.



Sofía Molina en Madrid
Sofía Molina en Madrid.



Bartleby el escribiente, prefacio de V-M
Bartleby el escribiente, prefacio de V-M.



Tote King, Sara Mesa y V-M en Sevilla
Tote King, Sara Mesa y V-M en Sevilla.



Antonio Molina Flores
Antonio Molina Flores.



Mario Aznar con Tote King
Mario Aznar con Tote King.



V-M y Tote King
V-M y Tote King.



Molina Flores presenta en Sevilla Esta bruma insensata
Molina Flores presenta en Sevilla
Esta bruma insensata.



Tote King en Cadaqués
Tote King en Cadaqués.



Foto que alguien extravió
Foto que alguien extravió.



Sevilla 2019
Sevilla 2019.
BARTLEBY EN COMPAÑÍA DE VILA-MATAS Y TOTEKING

SOFÍA MOLINA

ToteKing es un rapero mítico en Sevilla, de donde él, como yo, procede, por eso llevo escuchándolo desde hace mucho tiempo. Contra los prejuicios que suelen tenerse sobre los raperos, ToteKing es un tipo muy culto. Estudió filología inglesa y es un gran lector, su autor favorito es Vila-Matas, quien le inspira mucho más de lo que a priori pueda parecer. En una primera escucha, el rap de Tote podría no parecer especialmente culto, tiene un estilo agresivo y emplea con frecuencia palabras vulgares e insultos. Pero esto no es más que una apariencia, pues escuchando un poco más detalladamente sus temas podemos apreciar que el uso de palabrotas es parte del amplio registro léxico que emplea, que va desde las palabras más groseras hasta vocablos considerablemente cultos. ToteKing abarca tanto la calle como los libros, es esto lo que lo hace un artista completo, ambiguo y polifacético. Analizando con un poco de detenimiento algunos de sus temas es fácil ver la profundidad que muchos de ellos entrañan, así como la presencia de referencias culturales en general y literarias en particular; abundan especialmente las referencias a Vila-Matas y a las lecturas que él menciona y recomienda.

Vila-Matas, por su parte, es un autor de culto catalán. Desde su primer libro en 1971, la novela breve Mujer en el espejo contemplando el paisaje, el escritor ha forjado una interesante obra literaria compuesta principalmente por novelas y ensayos, aunque esta distinción entre géneros no tiene demasiado sentido hablando de Vila-Matas, ya que una de sus características es la innovación en la línea de la mezcla entre ficción y realidad, sus novelas son tan reflexivas como literarios sus ensayos. La dificultad del encasillamiento se ve fácilmente, por ejemplo, en Bartleby y compañía. Este libro se presenta como una ficción, como el diario de un “rastreador de Bartlebys”, pero transversalmente podría verse como un ensayo sobre la literatura del silencio.

Vila-Matas es habitualmente catalogado como un escritor metaliterario, ya que el tema principal de su obra es la reflexión sobre la literatura y una de las herramientas que más utiliza, característica de su estilo, son las citas (a veces reales y otras inventadas). Sin embargo, él rechaza ese término bajo la idea de que la metaliteratura no existe, es literatura y punto. A la pregunta sobre por qué su obra crece sobre otros libros, responde que él hace literatura de investigación. Se vale de una cita de Juan Villoro para completar de la forma más adecuada posible su argumentación, “Leo a los demás hasta volverlos otros”. Otra cita que ilustra muy bien la idea es: “La impostura —y sobre todo el sentimiento de impostura— es algo distinto, mientras que aquí estamos hablando de nuestro trabajo mismo: captar, robar, apropiarse, desviar, romper en mil pedazos la percepción del mundo y reunir esos pedazos en un orden diferente para intentar dar una imagen reconstruida de ese mundo”.  Esta pertenece al escritor Jean Echenoz, aparece en un texto en el que dialoga con Vila-Matas. La impostura es un tema constante en la obra del escritor catalán. Él plantea la creación literaria como una transformación, una apropiación de la realidad o de otras ficciones.  

El sábado empezaba la Feria de Sevilla, así que el jueves al terminar las clases cogí un autobús y me fui a mi ciudad. Durante el trayecto, al igual que llevaba haciendo toda la semana, estuve escuchando entrevistas a Tote King, así como sus canciones, especialmente Bartleby & Co., leyendo su libro (Búnker) y Bartleby y Compañía, de Enrique Vila-Matas, hasta tal punto que en mi cabeza resonaban frases de ambos artistas y barras de los temas de Tote.

Al llegar a Sevilla, salí con mis amigos por mi barrio a tomar algo. Caminando por la calle, justo en la calle Feria, delante de la iglesia de Ómnium Sanctorum, oigo una voz familiar, la reconozco: es la de ToteKing. Mi primer pensamiento fue que mi obsesión estaba llegando a un punto extremo y desembocando en alucinaciones, pero le di un voto de confianza a mi cordura y me giré. Efectivamente, ahí estaba ToteKing. Antes de que mi razón mediara lo llamé: “¡Tote!”. Se giró y me acerqué a él.

– Perdona que te moleste, era solo para comentarte que estoy haciendo un trabajo para la universidad sobre ti.
– ¡Hostia! ¡Qué guapo! ¿Sobre qué? - dijo sorprendido y sinceramente ilusionado.
– Sobre tu tema Bartleby & Co. en relación con Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas.
– ¡Anda, la literatura del no! ¡Qué interesante!

Tengo el recuerdo de la conversación como si de un sueño se tratase. De no ser por mis amigos, que fueron testigos y me aseguran que tuvo lugar, creería que mi imaginación me había jugado una buena pasada. Un personaje de mi ficción, Tote King, había aparecido en mi realidad. Un indicio más de que no están tan lejos.

Por literatura del silencio o literatura del no, se entiende el conjunto de escritores que abandonan la escritura por dejar de verle el sentido a la literatura. Algunos de los más famosos son Rulfo, Rimbaud o Salinger. Este término también comprende aquellas obras cuyo tema es la no-escritura, como pueden ser La herrumbre de los signos de Claudio Magris, la paradigmática Carta de Lord Chandos, de Hugo von Hofmannsthal, las ya mencionadas anteriormente, Bartleby y compañía y Bartleby & Co., u obras en las que se reflexiona sobre el silencio textual, como Un coup de dés jamais n'abolira le hasard, de Mallarmé. En este término también se incluye a los “escritores ágrafos”, ya que también pueden ser considerados escritores personas que nunca escribieron ni una palabra, en esta categoría se encuentra, por ejemplo, Sócrates.

Esta literatura puede considerarse metaliteratura, ya que reflexiona sobre la tensión entre la escritura y el abandono de ella, sobre “la pulsión negativa” o “el mal endémico de la literatura contemporánea”.

La literatura del silencio no puede entenderse sin tener en cuenta La Carta de Lord Chandos, este texto es considerado la primera obra importante sobre este tema. Fue escrito por el escritor austriaco Hugo von Hofmannsthal en 1902. En él, inventa un personaje, Lord Philipp Chandos, un escritor de la época isabelina que lleva dos años sin escribir. Este envía una carta a su amigo y editor Francis Bacon disculpándose y justificándose por su silencio. En la carta, explica que ha dejado de verle sentido a las palabras, se ve incapaz de expresarse con ellas hasta tal punto que no reconoce los textos que escribió en su juventud (“tan insalvable es el abismo que me separa de ellos que dudo en llamar míos: tan ajeno es el lenguaje en que me hablan”), tanto es así ni siquiera se identifica con el escritor de estos (“Apenas sé yo si soy aún el mismo”).  Lord Chandos dice que los recursos retóricos “no alcanzan (...) a penetrar en el interior de las cosas”. No le vale la literatura como medio de expresión.

Un pasaje famoso de este texto es el siguiente: “Mi caso, en pocas palabras, es este: he perdido del todo la facultad de pensar o de hablar coherentemente de cualquier cosa.” En él Lord Chandos resume el mal por el que se ve atacado. 

En La herrumbre de los signos, Claudio Magris dice que tanto el contexto en la que fue escrita, como en el que se sitúa La Carta de Lord Chandos son momentos de crisis (tanto política como del sujeto) y de replanteamiento de la palabra.  

Bartleby y compañía es un libro escrito por Enrique Vila-Matas y publicado en el año 2000. Bartleby es el personaje principal de un relato de Herman Melville titulado Bartleby el escribiente. Este cuento narra la historia de un amanuense cuya respuesta ante toda propuesta o petición es “Preferiría no hacerlo”, a través del personaje y su actitud vital Melville indaga en la negación y la apatía ante la vida.

Vila-Matas toma a este personaje para hablar de aquellos escritores que ceden ante la pulsión negativa y rehúsan escribir. El escritor catalán describe a los bartlebys como “esos seres en los que habitan una profunda negación del mundo”. Vila-Matas considera que el futuro de la escritura está relacionado con este fenómeno, cree que la literatura por venir será aquella capaz de superar el “síndrome de Bartleby”, ya que este nace del replanteamiento de la palabra y no puede haber verdadera subversión sin este replanteamiento. Según Vila-Matas, la gran literatura nace de la tensión entre escribir y no hacerlo. Esta idea se puede enlazar con la frase de Mallarme “La destrucción fue mi Beatrice”, que expresa cómo la negatividad inspira, cómo ante la imposibilidad de la escritura opta por escribir sobre el propio bloqueo.

Curiosamente, Vila-Matas también incluye como literatos del no a aquellas personas que, sin haber publicado nunca nada, tienen carácter de escritor y mucha influencia en ciertos escritores. Un ejemplo de estos “escritores ágrafos” es Pepín Bello, de quien Vila-Matas dice “En España, Pepín Bello es el escritor del No por excelencia, el arquetipo genial del artista hispano sin obras.” A pesar de no haber escrito nada es considerado la cabeza pensante de la Generación del 27, y aunque así sea, siempre que se le reconoce su labor, él se limita a decir “No soy nadie”.

Pero la literatura del silencio en Vila-Matas no se restringe a Bartleby y compañía, es un tema que podríamos incluso considerar transversal en su obra, por lo dicho antes, porque él considera que es necesario el replanteamiento del arte para crear. Otro libro en el que está muy presente esta reflexión es Esta bruma insensata. En este libro, un famoso escritor de éxito que vive escondido en Nueva York recibe citas de su hermano desde Barcelona en las que basa sus novelas. Además de las citas, en los correos el hermano “no-escritor” también le envía ideas y estructuras para las novelas de forma críptica. Es la mujer del neoyorkino quien interpreta las indicaciones del catalán, de forma que se acaba dando una situación en la que no es el escritor de éxito quien tiene el mérito de sus libros, como dice en la novela “pobre Gran Bros, mitad yo y mitad Dorothy”. En este libro también crea con humor un personaje cuya negación a la literatura es diferente: Se trata del padre del protagonista, quien solo lee y relee El viejo y el mar, porque “le había parecido este un relato tan imposible de mejorar que no había leído jamás otro en su vida”.

Vila-Matas, fuera de sus textos también juega con esta tensión entre el escribir y el preferir no hacerlo. Cuenta en una entrevista que, antes de haber publicado nada, le gustaba decirles a sus amigos con gran seriedad “tenéis que saber que he dejado de escribir”, ante lo que sus amigos, sorprendidos, decían, “pero si no has escrito nunca”. Podría convertirse de esta forma en uno de esos escritores del no que rastrea el protagonista de su libro. 

El rap es una disciplina que está entre la música y la literatura. No termina de encajar en la definición de ninguna de ellas al mismo tiempo que no deja de tener muchas cosas en común con ambas. Desde mi forma de entender el rap, en la que prima la letra, lo veo más cercano a la literatura.

Este mal endémico de las literaturas contemporáneas es también sufrido por los raperos, a quienes se les une la pulsión negativa interna a la dificultad de estar inmersos en la selva de la industria musical. En la sociedad actual es innegable que tienen mucha más influencia y más presencia pública los músicos que los escritores, y, por mucho que los musicólogos clásicos intenten negar la “musicidad” del rap, los raperos son considerados músicos. La presión social, la avaricia por los likes en las redes sociales y la exposición a la opinión pública son factores que hacen a los raperos replantearse a menudo su lugar en la música y por tanto, en el mundo. Esta presión es la que lleva a ToteKing a jactarse de tener dinero, tras lo que, arrepentido dice: “Perdona, mami, esta horterada que te deshonra / Pero esos cabrones me obligan a hacerlo para estar en la onda”. Se ve obligado a adecuarse a lo habitual en el género para ser aceptado, para dar lo que se espera de un rapero a pesar de no ser su tema preferente.

Algo que resulta interesante al analizar la narrativa de los raperos es la habitual utilización de pseudónimos. El hecho de no firmar con su nombre propio hace más fácil distinguir al personaje de la persona, hace más palpable la diferencia tanto al artista como al público. Mientras que al leer a Cernuda, por ejemplo, creemos estar leyendo la expresión de la intimidad de una persona, al escuchar a Canserbero, somos conscientes de que es el personaje quien nos habla y más aún si nos dice “no es fácil ser Tyrone y también ser Canserbero” o, en el caso de Horus: “Horus expresa el dolor, pero Siulbert no es más que un chamo común y divertido”. Este distanciamiento del autor podemos verlo también en Jorge Luis Borges, quien, en su texto “Borges y yo” reflexiona sobre el sentimiento de despersonalización que tiene frente al escritor. O en Vila-Matas, quien dice ser un “disidente de sí mismo”. A mi parecer, este distanciamiento del artista por parte de la persona no solo sirve como estrategia para soportar opiniones, sino que también es a su vez una negación a la literatura, una más. No es no escribir, pero sí es alejarse de lo escrito, no es dejar de escribir, pero sí es pasarle el peso a otro, al personaje.

La influencia de la literatura en ToteKing es mucha, el rapero ha sido siempre un gran lector, en gran parte muy impulsado por su padre. Cuenta en bastantes entrevistas lo que denomina el método “canje”, esto es que su padre le ponía como condición para dejarle salir, para comprarle zapatos, etc. que leyera un libro. De esta forma fue introduciéndolo en la literatura y generando una afición por ella que ha perdurado con el paso de los años. ToteKing cuenta a menudo que fue la literatura lo que lo salvó, en su época de esplendor, cuando su vida eran giras y todo lo que estas conllevan (alcohol, viajes muy largos, drogas…) lo que le mantuvo la mente activa fue la lectura. Dice que fue en la carrera (filología inglesa) donde un profesor (Ignacio Guijarro) le descubrió a Vila-Matas. El profesor había escuchado algunos temas suyos y, debido a la forma del rapero de transmitir ideas a través de citas, pensó que podía interesarle el escritor catalán. Efectivamente, como él suele decir, le “voló la cabeza”. A partir de entonces tanto Vila-Matas como sus recomendaciones (Gombrowicz, Sábato, Bolaño, Coetzee entre otros) han estado presentes en los temas de ToteKing, implícita y explícitamente. Esta admiración se convirtió en amistad cuando Tote reunió el valor suficiente para escribirle un correo electrónico a su autor favorito, desde entonces han forjado una interesante y peculiar relación, aunque insiste el escritor en que no ve nada de extraño en ella. Vila-Matas considera que lo que los une es la obsesión, no las citas. “Trabajamos en torno a obsesiones, que son normalmente muy creativas”.

Algunos de los temas más destacables en los que habla explícitamente de literatura son Otras mentes, en el que dice literalmente “Vila Matas es mi estilo / Hablo de los que salen en los libros”, y el ya mencionado Bartleby & Co.

En Bartleby & Co, Tote habla del mal de la no-escritura que lo acecha, esa pulsión negativa con la que comienza su libro Búnker, en cuya introducción, titulada “Odio”, asevera “Odio el rap”. No es ningún secreto que el rapero sevillano se ha planteado más de una vez abandonar el rap. Lo que lo impulsa, como comentamos antes, es principalmente la presión de la industria musical. Se siente atado a unos cánones que cumplir cuya analogía formal encuentra en el hecho de tener que ceñirse a una base instrumental, como dice en su tema Ya lo creo “El ritmo pone rejas”, por eso dice haberse sentido libre al escribir prosa, por la inexistencia de métrica en este género.

La huella de Vila-Matas en Bartleby & Co. está presente incluso en el título, el cual, como ya hemos visto, es una versión del del libro Bartleby y compañía, en el que el rapero se inspira para hablar de su sufrimiento del síndrome de Bartleby. El tema empieza con la voz de Vila-Matas, extracto de una entrevista en el Centro Niemeyer. Comenzar con una cita es algo muy común en el rap. En ella, el escritor plantea que el momento en el que más libre se ha sentido en la creación fue al principio, antes de haber publicado nada, pues no le atormentaban las expectativas. La idea hila muy bien con el principal motivo para el cese de la escritura que plantea el rapero, que no es una cuestión lingüística, como la de Lord Chandos, sino social, como la de Salinger, por eso, más que dejar de escribir, le tienta dejar de publicar.

En esta canción, ToteKing reflexiona sobre si no sería más feliz llevando una vida “normal”, sin dedicarse a la escritura, algo que, desde cierto punto de vista puede parecer “inservible”. Introduce por tanto además la cuestión de la utilidad del arte: “Y me imagino abandonándolo, inservible / Buscarme un curro físico que sea cierto y tangible / Salir de mi burbuja de líricas enfermas”. “Ni mirando mi lista de emoticonos más usaos sé quién soy”, también Lord Chandos se plantea su identidad ante la incapacidad para escribir: “Apenas sé yo si aún soy el mismo”. Un momento clave de la canción es el verso “¿Cómo le digo al manager que se ha acabao? / Si estamos en enero y hay tres festis confirma´os”, aquí expresa claramente qué es lo que le obliga a seguir, no es su voluntad, sino su obligación. Pero para mí, el verso más interesante es sin duda el último: “Esta impostura me está matando”. La impostura es un tema que también podríamos considerar transversal en la obra de Vila-Matas, e incluso en la historia de la teoría literaria, ya que esta idea nos remite a Platón, y a su visión de la mímesis como copia de la copia. En el escritor catalán, la acusación de impostor radica principalmente en su método de escritura a través de citas, pues parece que engaña a sus lectores.

En nuestro tiempo puede considerarse superada la idea de la ficción como mentira, pero no ocurría lo mismo en la Antigua Grecia. La perspectiva bajo la que el filósofo expulsa a los poetas de la polis es la consideración de estos como mentirosos, algo que parece atormentar al rapero, quien siente que engaña a su público, pues sigue escribiendo sin ser ese ya su deseo, ToteKing preferiría abandonar su “burbuja de líricas enfermas”.

La pregunta de Florencia es un texto que sirve de epílogo para Bartleby y compañía en la edición publicada por su 15 aniversario. En él, Vila-Matas cuenta su encuentro con el escritor Emmanuel Carrère, en el que este le preguntó “¿Te da miedo el silencio?”. En el momento, impactado por la pregunta, Vila-Matas no contestó, pero posteriormente sufrió el síndrome de l'esprit de l'escalier, e ideó una respuesta mucho más adecuada: “Hoy creo que debería haberle contestado, a bote pronto y sin miedo, que, en efecto, escribí Bartleby y compañía porque me daba verdadero pánico quedarme de repente sin la escritura [...] ¿cómo no va a estar profundamente arraigada en mí “la pulsión negativa, la atracción por no hacer nada”? Lo está, pero no cedí nunca a esa atracción, precisamente por el miedo que me produce el silencio, tal como intuyó Carrère.”

Otra idea interesante que trata en este texto es su rechazo a la obra maestra. Dice haber percibido en un soplo repentino la obra maestra que estaba destinado a escribir, pero que lo ignoró por miedo al cambio que esta produciría en su vida. Este miedo, sin embargo, se ve a su vez superado por un terror aún mayor: El miedo a morir y tener que callar por ello, “sin haber dado su consentimiento a semejante barbaridad”, es decir, teme el silencio si este no es decisión suya. La idea final que expone es que Bartleby y compañía, contra lo que se suele creer, no va de personas que dejan de escribir, sino de “seres inútiles y malolientes que vienen aquí a hundirse, que es a lo que venimos a este mundo”. Este bellísimo texto termina con una frase genial a la que sobra añadir algo más: “El instinto silencioso, el instinto de muerte, no necesita compañía, de tanta que tiene.”

La tensión entre la escritura y la no-escritura también me ha inspirado a mí, este es el texto resultante:

Entra el beat y no entro yo

porque estoy fuera de mí
dentro de mi habitación,

porque cuando escucho sí
oigo de fondo un no.

Entra el beat y no entro yo.

Estoy aquí pa’ rapear
pero prefiero el silencio,
no me quiero escuchar,
siento que provoco tedio,
siento que sería mejor
sí me quitase de enmedio
y a la vez la sensación
de que yo soy el remedio.

¿Yo quién?
Qué sé yo.
Vaya una pregunta,
lo más tonto es que me asusta.

Hoy ni justa, ni robusta,
ni mucho menos augusta,
hoy solo soy una persona
que no sabe lo que busca.

Y no, no, no,
yo no he pensado en dejarlo,
me cuestiono to’ los días
si esto sirve para algo,
pero no, no, no,
Tote, no, no, no,
yo no he pensado en dejarlo.
Sigo, sentada,
espero la inspiración.
No llega, no llama,
salta el contestador.

Yo la quiero, la cuido,
la espero, ha huido,
no ha dicho ni adiós.

Eros, Cupido,
la forma es lo de menos,
yo solo quiero amor.

Me siento abandonada,
abandonada en el silencio.
No me ama la palabra,
me trata con desprecio.

Una vez es mi almohada,
otra vez es un trapecio,
ni se aclara, ni me aclara,
es una helada y un incendio.

 

No encuentro recipiente
y mi llanto se derrama,
fuera no llueve,
pero yo estoy empapada.

Te entiendo, Lord Chandos,
no hay palabra adecuada;
qué impotencia sentir
más que un verso una mirada.

 

Que Platón me haya expulsado
no más que una mera excusa,
pues ya antes he paseado
por su mundo como intrusa,

no escribo por miedo
a oír un “no me gusta”,
mientras me planteo
si rapeo pa’ quien me escucha.
Entre tanta reflexión
me encuentro un poco confusa;
no quiero pensar más,
quiero entregarme a las Musas.

Este tema no es un tema,
es mi tío Celerino;
no es más que una mera excusa,
aunque parezca motivo.

 

Ha entra’o el beat y no he entra’o yo
y de quién es esta voz?
mía no, no, no
mía no.
Habla la frustración.

Ha entra’o el beat y no he entra’o yo

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