UN PAISAJE MORAL
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sobre Dietario voluble
VILA-MATAS Y EL VIAJE
AL FIN DE LA NOCHE
J.A. Masoliver Ródenas
sobre Doctor Pasavento
EL FALSO EXTRANJERO
Enrique Vila-Matas |
HISTORIAS DE UN HETERODOXO ESPAÑOL
J. A. MASOLIVER RÓDENAS
La escritura basada en experiencias autobiográficas parte del presupuesto de que las experiencias del escritor son distintas y más interesantes que las del resto de los mortales; más interesantes también y, por supuesto, más verdaderas que la ficción. En el otro extremo, la novela histórica y su hermanastra la novela social o documental (y con ella el cuento) pretenden que los hechos objetivos o "verdaderos" pueden competir con la invención y reforzar la verosimilitud de la realidad ficticia.
Toda la obra del escritor, barcelonés Enrique Vila-Matas es una genial superación de estas presuntuosas y dogmáticas premisas. Pienso, desde luego, en Historia abreviada de la literatura portátil y en Suicidios ejemplares, pero muy especialmente en Hijos sin hijos, colección de relatos puros en los que se intercalan breves textos de apoyo como el que abre el libro, "Natación", que se integra en el conjunto y lo define: "Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar". Kafka es una presencia muchas veces invisible, pero siempre dominante ("Praga es intocable, es un círculo encantado, con Praga nunca han podido, con Praga nunca podrán") en un libro donde, novedad de novedades, lo español es tema central y donde, obvias citas lúdicas aparte, la única huella literaria nacional (en "El hijo del columpio") es, significativamente, Larra.
La cita de Kafka señala la relación entre lo histórico o colectivo y lo individual, una relación que se desarrolla en el segundo texto, "Los de abajo", donde el libro, visto como una red de asociaciones, se define como una breve y heterodoxa historia de España de los últimos 41 años (los cuarenta años de tantos personajes), de ahí que la acción de cada uno de los relatos coincida con un acontecimiento histórico: mayo del 68, Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, el falangista Día del Estudiante Caído, visita de Eisenhower a España, el golpe de Estado por "unos terroristas disfrazados de guardias civiles" o la muerte de Kennedy ("¿Y?").
Anclados en el franquismo
Fechas históricas que sin duda afectan a la "pálida biografía" del narrador, pero no al desarrollo de la otra historia que viven sus kafkianos personajes, "ciudadanos anónimos, fantasmas ambulantes, pobres personas y otros genios de la natación" que pueden exclamar, también ellos, al avecinarse una guerra: "Qué lata", "y es que todo lo veía como una injerencia en su vida". En realidad, todos están anclados en el tiempo inmóvil del franquismo, y lo que de verdad les afecta es el ambiente que les rodea. En cada cuento hay una exacta localización geográfica donde la descripción es sustituida por el vitriólico desprecio del narrador, que en "La familia suspendida" alcanza una feroz intensidad.
Todos los personajes viven en un mundo anodino hasta que un acontecimiento (una fecha en su historia frente a las fechas de la historia) les hace descubrir que el mundo es absurdo y les arrastra a la locura. Poruña serie de asociaciones, con frecuencia el origen de la locura o de la extrañeza se encuentra en la infancia. Los relatos se desplazan así del presente al pasado, en un vértigo de recuerdos, de sueños, de pesadillas, de delirio o de demencia, atraídos por la belleza del mal, hundidos en la melancolía o en la desolación. Un vértigo controlado por el brillante humor y la lúcida imaginación de Vila-Matas. Si una de las responsabilidades del crítico es emitir un juicio de valor, Hijos sin hijos es el mejor libro de uno de nuestros más indiscutibles cuentistas y el más afín a mi sensibilidad.
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