ENRIQUE VILA-MATAS |
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EL VIAJERO MÁS LENTO (1992 y 2011)
El arte de no terminar nada
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EDICIÓN ORIGINAL Y TRADUCCIONES
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2011
ESPAÑA
El viajero más lento
El arte de no terminar nada
Barcelona, Seix Barral |
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1992
ESPAÑA
El viajero más lento
El arte de no terminar nada
Barcelona, Anagrama
Col. Argumentos, 124 |
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2007
ITALIA
Il viaggiatore più lento
Alet
Trad. Eleonora Mogavero |
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2007
FRANCIA
Le voyageur le plus lent
CB Titres
Trad. André Gabastou y Denise Laroutis |
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2001
FRANCIA
Le voyageur le plus lent
Le Passeur (Nantes)
Trad. André Gabastou y Denise Laroutis |
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- España, Ramón de, “El placer del viajero”, El País, 18/04/1992.
- Guillamón, Julià , “Por la ftontera”, Diario 16, 30/04/1992.
- Losilla, Carlos, “El nucleo de la ficción”, El observador, 14/05/1992, p. III.
- Ortega, Carlos, “Todo a la literatura”, Cambio 16, 3, 18/05/1992, p. VII.
- Ayala-Dip, Ernesto, “El viajero más lento”, Diario Córdoba, 4/06/1992.
- Rodríguez, Carmen, “El viajero más lento”, ABC, Madrid, 10/07/1992, p. 13.
- González San Martín, “Las luces del camino”, El Correo Español-El Pueblo Vasco, 26/08/1992, p. 34.
- Sada, Daniel, “El viajero más lento”, Vuelta, México, mayo de 1993, pp.50-51.
- Gabriel, Fabrice, “Le voyager le plus lent”, Les inrockuptibles, 292, París, 2001, p. 62.
- de la Rica, Alvaro. “Que continúe la fiesta” y “Tres preguntas a V-M”, Diario digital Te interesa. 9/09/2011
- Masoliver Ródenas, Juan Antonio, “Quiero ser extranjero”, La Vanguardia, 2/10/2011.
- Pron, Patricio, “El último lector”, Letras Libres, noviembre 2011.
- Rodríguez Court, Elisa, “Saltando al abismo para alcanzar desde allí las estrellas”, blog Jardín de estatuas sin ojos, 9/11/2011.
- Verdú, Isabel, “Un paseo literario sin fin”, Heraldo de Aragón, 10/11/2011.
- Ayala-Dip, Ernesto, “Vila-Matas en estado puro”, El País , 30/12/2011.
- Martín Nogales, J.L., “Sentido del humor”, Diario de Navarra, 19/01/2012.
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“Recuerdo a Paco, de pie junto a teléfono de pared, hablando con su madre. Recuerdo las llamadas infructuosas, aquel verano, cuando el Polisario tenía el contestador automático. Recuerdo algo que Paco escribió: "¿Y por qué no pensar que, allá abajo, también hay otro bosque en el que los nombres no tienen cosas?"”
De Recuerdo a Paco Monge
(p. 147)
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MONTERROSO
Subrayados de Augusto Monterroso en la p. 83
de su ejemplar de
El viajero más lento.
Legado de la Universidad de Oviedo. |
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“A la mañana siguiente, recibí en el hotel a un señor muy serio que preguntó si podía hacerme exactamente cuatro preguntas. Empezó queriendo saber si me identificaba plenamente con el titulo de mi libro El viajero más lento. Dudé al contestar. El señor aquel tenía un gesto tan grave que no parecía proclive a las vacilaciones. Opté por decirle que sí, y me pareció que después de todo era la respuesta más coherente. Entonces sonrió y, con palabras pausadas, me dijo que era el presidente de la Asociación Internacional del Tiempo Lento. ¿Qué se contesta a alguien que dice algo así? Me quedé lento de reflejos. La segunda pregunta buscaba conocer mi opinión sobre el Tiempo. "Si no me lo preguntan, lo sé, pero si me lo preguntan, lo ignoro", dije imitando a San Agustín, y temiendo la reacción airada del señor del Tiempo Lento. Pero el hombre ni se inmutó, siguió anotándolo todo en un cuaderno. La tercera pregunta pretendía averiguar si el tiempo era la imagen móvil de la eternidad. Comencé a preocuparme porque tuve la impresión de que aquel hombre tenía todo el tiempo del mundo y que iba a ser difícil –después de haberme declarado a favor del Tiempo Lento- explicarle que tenía una cierta prisa porque me esperaban en la plaza Sordello. Hubo una cuarta, quinta, sexta pregunta. Y más anotaciones parsimoniosas en su cuaderno. Sentí que había quedado atrapado en una trampa claustrofóbica. Y pensé en decirle al señor del Tiempo Lento: "Soy un ser anónimo, ¿me permite volver a la libertad?". Iba a decírselo cuando el hombre, esbozando una sonrisa, cerró su cuaderno y me comunicó que habíamos llegado al final de nuestro tiempo. "Siga su camino", añadió magnánimo. Frenando mi velocidad, salí perturbado, pero libre, hacia la plaza Sordello.” (de Dietario voluble) |
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Bien diferente es el caso de Unas preguntas a Salvador Dalí, entrevista que realicé de verdad, pero que poca gente creyó que había hecho, tal vez por culpa de la fama que me gané con mi historia de Marlon Brando. Primero, la publiqué en 1979 en Destino, la emblemática revista barcelonesa, y después, en 1991, no sin vencer arduamente las dudas y sospechas de la dirección de Diario 16, que se avino a republicarla, aunque con mucha desconfianza. A pesar de que las fotos probaban que había visitado al pintor de Port Lligat –había entrado en la casa con una recomendación de Oscar Tusquets, amigo de Dalí y promotor de la edición que Beatriz de Moura acababa de llevar a cabo de El mito trágico del Ángelus-, la suspicacia hacia esa entrevista se ha prolongado en el tiempo y se ha ido convirtiendo en una pieza interesante para un hipotético libro que hablara del arte de “no poder terminar nunca, de una vez por todas, con una sospecha”. No hace mucho, mi amigo el escritor Pedro G. Romero buscó que la Fundación Gala-Dalí le pasara esa entrevista con destino con una instalación que iba a hacer en la Fundación Tapies de Barcelona y se encontró con la curiosa respuesta de la Fundación: No tenían ese documento, y la explicación era bien sencilla, se trataba de una entrevista que seguro que yo me había inventado. |
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enriquevilamatas.com |
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